¿Podrían las reservas de níquel ser la clave para la independencia de Nueva Caledonia?

Jun 07, 2023

El territorio francés de Nueva Caledonia, en el Pacífico Sur, es un importante productor de níquel, un metal cada vez más demandado en todo el mundo para fabricar baterías de coches eléctricos. Este precioso recurso está en el centro de un tira y afloja político y económico entre los grupos indígenas independentistas y la administración de París.

Emitido el: 08/05/2023 - 15:07

Nueva Caledonia es el cuarto productor mundial de níquel. Según Investing News, un portal canadiense centrado en metales, el archipiélago produjo 190.000 toneladas métricas en 2022, menos que Indonesia, Filipinas y Rusia, pero por delante de Australia y Canadá.

"El sector del níquel aporta alrededor del 90 por ciento" del valor de las exportaciones de Nueva Caledonia, según Matthias Kowasch, profesor de educación en geografía y economía en la Escuela Universitaria de Formación Docente de Estiria en Graz, Austria.

"Y eso demuestra la importancia", dice.

Las riquezas de Nueva Caledonia siempre han atraído a extranjeros. El descubrimiento del níquel y su lucrativa minería fue una de las razones por las que los colonos franceses se trasladaron a este territorio de ultramar a gran escala, superando en número a la población indígena canaca.

A lo largo de los siglos desde que Francia anexó la cadena de islas en 1853, la tensión ha aumentado, alcanzando un punto máximo en la década de 1980 con una guerra civil breve pero brutal en la que París sofocó las aspiraciones de independencia.

Una serie de acuerdos entre Francia y Nueva Caledonia han aportado una relativa estabilidad, pero la independencia total sigue siendo un sueño para muchos.

PODCAST: Matthias Kowasch, profesor de Educación en Geografía en la Facultad Universitaria de Formación de Profesores, Graz, Austria.

En virtud del Acuerdo de Numea de 1998, París prometió dar gradualmente más poder político al territorio y decidir su futuro mediante tres referendos, el último de los cuales fue boicoteado y rechazado por grupos independentistas.

Durante su reciente visita a Nueva Caledonia, el presidente francés Emmanuel Macron no descartó un futuro referéndum, pero las discusiones concretas parecen haber quedado en suspenso por ahora.

Los grupos independentistas, que gobiernan la provincia norteña de la isla principal de Nueva Caledonia, tienen una baza: la mayor parte de la extracción de níquel se encuentra en su territorio.

Según Kowasch, los recursos de níquel de Nueva Caledonia están "bajo el control de las provincias". El pequeño archipiélago tiene unas 20 minas, que según los expertos contienen alrededor del 25 por ciento de las reservas mundiales aún no extraídas.

Mientras tanto, el procesamiento del mineral de níquel está en manos de empresas privadas: los gigantes mundiales Eramet (una empresa fundada en Nueva Caledonia en 1880), Glencore y Trafigura. Los gobiernos locales tienen una participación del 51 por ciento en dos de las tres principales plantas de procesamiento, Koniambo y Goro Nickel.

En el norte, esto significa que los grupos canacos independentistas controlan el procesamiento.

"La mayoría de los partidos independentistas opinan que Nueva Caledonia debería tener más del 50 por ciento de los proyectos de procesamiento de níquel en el país", según Kowasch.

En el sur, el procesamiento está controlado por Prony Resources, en la que Nueva Caledonia tiene una participación del 51 por ciento a través de empleados, comunidades locales y una empresa de inversión pública.

La dificultad para Francia es encontrar su lugar entre otros países que también buscan enormes reservas de níquel, en particular China, que actualmente es el mayor importador de níquel del mundo. Necesita cada vez más mineral para alimentar su industria de baterías y vehículos eléctricos, que está creciendo exponencialmente.

Las materias primas, combinadas con la ubicación estratégica de Nueva Caledonia en el Pacífico Sur, subrayan la importancia de la reciente visita de Macron a las islas.

Pero lo más importante para Francia (y para la UE en su conjunto) es el hecho de que Indonesia, el mayor productor de níquel del mundo, prohibió la exportación de mineral de níquel en bruto en 2020, que también es el objetivo de los grupos independentistas en Nueva Caledonia.

Durante la presidencia de Joko Widodo, Indonesia ha ido prohibiendo progresivamente las exportaciones de minerales clave como el níquel, la bauxita, el cobre y el estaño. Al mismo tiempo, ha obligado a los inversores extranjeros a construir plantas de procesamiento nacionales, por lo que el producto final de mayor valor contribuye más a la economía de Indonesia que la exportación de materias primas.

La UE ha impugnado la prohibición, pero las reservas de níquel de Nueva Caledonia controladas por Francia podrían compensar la disminución de las importaciones de níquel de Indonesia.

Alex Lo, columnista del South China Morning Post de Hong Kong, muy vigilado por China, escribe que "en teoría, Nueva Caledonia podría compensar la falta de suministro de níquel de Indonesia".

Pero, advierte, "el territorio podría declarar su independencia, expulsar a los franceses e invitar a los chinos a invertir en sus minas y fundiciones".

Por ahora, Francia está haciendo todo lo posible para mantener su influencia en el Pacífico Sur a pesar del creciente movimiento independentista.

"Hay muchos compromisos intermedios", afirma Kowasch, refiriéndose a una propuesta de algunos grupos independentistas "en la que Francia puede ser responsable de la defensa o de la política exterior", por ejemplo.

Una independencia total que supondría la expulsión total de Francia es poco probable, cree, porque los vínculos con París son fuertes.

"Ni siquiera los partidos independentistas quieren poner fin a todas las relaciones con Francia, aunque haya una independencia total", afirma Kowasch.

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